Patio pulmón

17.06.2019

Trabajo por las mañanas. Leo y escribo, horas encerrado en un cuartito con vista a la pared del patio pulmón. Tengo el celular cerca por si suena. Le esquivo al whatsapp, a las redes sociales, a toda información que apriete los sentidos y distraiga la imaginación. Pero tengo el celular cerca, por si suena una llamada, por si la emergencia obliga. Ayer al mediodía pasó. No sonó el celular pero Nadia Estebanez abrió la puerta del cuartito para sonarme en el oído: "a la Sole Piacenza se le metió uno de esos virus invernales y quedó obligada a un reposo de días, parece que no llega a la función de la noche, hay que decidir qué hacer." Agarro el celular y veo la tanda de whatsapps no leídos. Sole sugiere llamar a Sol Rodríguez Seoane (quién la reemplazó en la temporada de Mar del Plata). Emiliano Díaz me corre (como suele correr Emi), y me dice "hay que hacerla". La decisión la tiene Sol, pienso. Por esos azares, Sol ha decidido en la semana traer para esta función -que iba a hacer Sole como siempre- a sus alumnos. Bueno, sus alumnos se enteran que además de ver la obra que ha recomendado, la van a ver actuar. Porque sí, cuando la llamo a Sol y le digo, las opciones son dos: suspendemos o la haces vos, Sol me dice "la hago". Desde febrero en Mardel que no tocamos la obra. Y la función de la noche se nos viene encima, arranca 2230 y a las 20 seguimos con Nadia, Emi y Sol ensayando. Y puntuales, 2230, arrancamos con la 115 de Enamorarse es hablar corto y enredado. La función es impecable. Las cervezas que nos tomamos después son impecablemente frías. Estiramos hasta eso de las 3 y pico. Llegamos con Nadia a casa a eso de las 4. Estamos agotados, pero le digo que voy a estirarla un poquito más, y se me hacen las 6. Con una cervecita en mano me quedo escuchando música en el patio pulmón de casa. Me fumo un par de cigarrillos que siempre suelen ser los últimos (ya lo serán). Desde la ventana, desde afuera, miro el cuartito donde leo y escribo por las mañanas. El celular no suena, Nadia duerme. Sole descansa, Emi no me corre, y Sol tuvo su noche. Tengo el pechito encendido, ni con la enésima cervecita, ni con el frío se me apaga. Pienso en Nadia, en Sole, en Emi, en Sol, y el pechito se me enciende más. El celular se queda casi sin batería. Y escucho música hasta que se apaga. Y no me quiero acostar.